domingo, 15 de febrero de 2015

Punto de partida

Crisis en las organizaciones. A (casi) todos los niveles. Especialmente desde que empezara la crisis económica, política y social.

Esta lectura, aquí brevemente resumida, trata sobre que falla en las organizaciones y cuales son las soluciones posibles desde el punto de vista humano.

Uno de los principales fallos que se cometen es no seguir un itinerario. Disponer de un itinerario nos permite tener un guión sobre hacer lo correcto, lo necesario. Desde la búsqueda de información hasta la ejecución y control de las acciones. Un itinerario nos marca las acciones, simplifica las decisiones.

Siguiente fallo. Las prisas. No tomarse el tiempo necesario para cualquiera de los pasos del itinerario, de la estructura. Querer solucionar un problema o tomar una decisión lo más rápido posible nunca es buena alternativa. Valorar las acciones disponibles, pensar y compartir ideas con tu círculo son claves para una buena gestión. Dejemos las prisas atrás y tomemos un momento para la tranquilidad, para el pensamiento.

Todavía hay más. La implantación de sistemas rígidos y burocráticos como sustitución al pensamiento individual y grupal. Mediante esto lo que se consigue es una robotización, una sumisión hacia la gerencia. Se cortan las alas a la colectividad entre iguales.

La información. Punto clave, ya que se asume que es la dirección quien tiene el monopolio de la información. Son ellos quien deciden que dicen, como lo dicen, y que información llega al resto. No disponer de información nos pone en desventaja. Una de las consecuencias de no disponer de información, o que esta sea parcial, o nos llegue recortada, es que los análisis son limitados. Por tanto, tener el control de la información, que la información sea veraz... es vital para el buen funcionamiento de la organización (y de la sociedad).

Para acabar ya, tres condiciones para mejorar las organizaciones. La primera es aceptar las limitaciones de una misma, tanto en el pensamiento, como en la forma de actuar. No somos perfectas, ni tenemos que serlo.

Segundo, pensar en presente. Está muy bien, y es interesante mirar al futuro y al pasado, pero si nos centramos en eso, se nos pasa el momento actual. Y las decisiones se toman en el presente.

Y la tercera, pensar con, y como el otro. Ponerse en el lugar de la persona, cliente, sociedad, naturaleza. No somos el centro del universo, convivimos con gente diversa, diferente, que nos enseña otras formas de vivir, actuar y decidir. De eso tenemos que aprender.